Escuchaba decir en la radio a unos colegas periodistas que la sesión de entrenamiento de un equipo de la Región había durado algo menos de una hora debido a que había tenido lugar a mediodía y las temperaturas que oscilaban entorno a los 35 grados hacían insoportable el mismo. Después, en la televisión regional veía y escuchaba decir a un veterano jugador de dicho equipo algo así como que no merecía la pena someter al cuerpo a excesos. Más luego leo que no les hubiese venido mal alargar el entrenamiento para aclimatarse a las altas temperaturas reinantes puesto que, de solventarse el entuerto entre la Asociación de Futbolistas Profesionales y la Liga de Fútbol Profesional española, se jugaría el domingo próximo a partir de las doce.
Entre tanto, ocurre que un pelotón de casi doscientos ciclistas pedaleaban por las carreteras de las provincias de Granada y Jaén a unas temperaturas incluso superiores, porque incluso rebasaban el mediodía y se metían en las horas de sobremesa y de la siesta, que son las más saporíferas del día. Unos deportistas profesionales, al igual que los otros, que cobran bastante menos que los futbolistas en su mayoría; unos esforzados de la ruta que incluso topan con su escuálido físico contra el asfalto, y se levantan con aparente normalidad para seguir pedaleando, como le sucedió en la quinta jornada de hoy camino de Valdepeñas a un integrante del Saxo Bank, al que se le cruzó un chaval, y para esquivarlo, colisionó con un árbol y rompió el cuadro de su bicicleta. Visiblemente magullado, se subió a otra bicicleta de que le dispuso su equipo, y acabó la etapa.
A todo esto, Carles De Andrés, director de Teledeporte y presentador de la emisión de la Vuelta a España, destaca el hecho de que el ciclista haya sido capaz de seguir aún herido con el típico dicho de ‘están hechos de otra pasta’. Y pensar que cuando sucede un accidente en el campo de fútbol se llega incluso a interrumpir el juego, y el futbolista se duele a rabiar, incluso en ocasiones, imagino que contadas, ejerciendo de actor espontáneo. Dado los altos salarios de que todavía gozan estos señores deportistas profesionales y sus representantes, y en mi condición de ciudadano de a pie, no entiendo qué discuten y a que esperan para cumplir con su obligación profesional. Este parecer mío no exime que ejerzan su derecho al pataleo, a exigir que se cumpla con lo pactado, pero han de ser conscientes que ya no estamos en tiempos de ‘vino y rosas’. En España, el índice de desempleados supera el 20 por ciento, y si por circunstancias adversas de una economía y de un mercado que antes les era propicio no se puede satisfacer esas necesidades económicas como es de desear, pues toca apretarse el cinturón como hemos hecho todos, menos los banqueros y los grandes empresarios.
No pretendo en absoluto hacer leña del árbol caído ni entrometerme en asuntos que no me competen en absoluto máxime cuando existen en mi desconocimientos en la materia de que tratan y discuten en éstos días, pero como sí dijo Jesús Samper, que de fútbol entiende algo más que un servidor, no tiene razón de ser. Es más, me acuerdo cuando un colega de radio le pregunta por la ausencia de publicidad en la camiseta del Real Murcia, y cómo se pretende cubrir, y éste mandatario y empresario responde algo así como que el mercado no es propicio en absoluto a ello, de modo que habrá que esperar a tiempos mejores, o incluso, añadiría yo, buscar otras fórmulas de financiación privadas, es decir, de patrocinio.
Porque lo que es inviable es pretender vivir de las arcas públicas. Discrepo de quienes consideran que no debiera haber aportación pública, pero con moderación, y siempre que exista una justificación a modo de tenencia de escalas inferiores de promoción deportiva. No me vale con hacer visitas solidarias aquí y allá para cubrir el expediente, ni a hacerle la pelota a nadie con actividades complementarias para tratar únicamente de justificarse. Muy triste me parece que halla medios informativos que les entran al juego. De acuerdo que deporte y sociedad deben ir de la mano, porque la actividad deportiva es algo intrínseco de la sociedad. A la vez que el deporte es un vehículo y escaparate publicitario muy eficaz, sobre todo para la promoción y posicionamiento turístico de nuestra Región en el mercado internacional. En este sentido, habría que medir el grado de proyección y de prospección internacional que alcanza cada deporte, y actuar en consecuencia cuando del reparto de dinero público se trata. No es lo mismo jugar en un recinto cerrado que al aire libre y sin entrada, cuando sí que existe un mayor índice de acercamiento a la sociedad, y a su vez de popularidad. Sin embargo esto no se cumple, y se opta por otras varas de medir.
Y si de sol y altas temperaturas hablamos, no entiendo como en los tiempos de sobre información en que vivimos, halla quienes se ejercitan físicamente en el centro del día sin preparación física adecuada, pudiera ser que emulando a sus ídolos deportistas, sobre todo atletas y ciclistas, cuando éstos son profesionales, y cuentan con extraordinarios medios técnicos y humanos de supervisión y tratamiento, además de ser personas con unas condiciones y cualidades físicas y orgánicas extraordinarias también. Cómo es posible que existan quienes crean que sudando en abundancia pueden perder peso. Se trata de una pérdida de líquido, que teniendo en cuenta que gran parte de nuestro cuerpo es agua (más de un 70 %), lleva a tener la errónea sensación de pérdida de grasas, cuando es de volumen. Conviene hidratarse en abundancia cuando se practica ejercicio físico bajo condiciones de altas temperaturas y alto grado de humedad o de sequedad, porque exponemos al organismo a trastornos que pudieran, incluso, derivar en la muerte instantánea. Otra cosa muy diferente es ejercitarse físicamente bajo unas atenciones como de las que gozan los ciclistas, con vehículos auxiliares –incluso médico- que les asisten con líquidos y nutrientes especialmente diseñados y confeccionados para esas condiciones de extrema exigencia y rendimiento bajo condiciones anormales.