Le echábamos en falta. Desde aquellos dos primeros desenlaces al sprint. Y no es que no estuviera en tiempo y lugar, sino que los derroteros de esta agitada Paris-Nice parece que le hubiera relegado a un segundo plano. Pero, tan solo era cuestión de esperar su oportunidad. Curioso que fuera hoy, en la jornada más larga de la prestigiosa carrera de los Alpes sureños, de la Costa Azul gala. Siempre atento a los movimientos de quienes se asemejan en su perfil.
Hoy fue el turno, contra pronóstico, de los Sylvain Chavanel, José Joaquín Rojas y a otro reducido selecto grupo de rápidos, a pesar de los cinco altos montañosos a los que tuvieron que hacer frente durante más de dos centenas de kilómetros. Al ciezano del Movistar se le observaba ojo avizor entre los poco más de cincuenta ciclistas abriendo pista. Porque llegados el momento, había que posicionarse y tomar riendas. Sacudir sus delgadas cabalgaduras de puro trenzado de carbono para poder soltar los brazos del manillar, y poder expresarse triunfador. Muy poco le faltó a Rojas, quizás unos cinco metros más, para poner en aprietos a Chavanel. Aunque entre el galo y el español se coló un tal Philippe Gilbert. ¡Ahí es nada! Un podio que sabe a gran clásica. ¿Volverá a repetirse? Ojalá fuera con Rojas en el cajón más alto.