Hoy era de esas jornadas que incitaban a la añorada épica de aquella década de los ’90 en que se arriesgaba desde bien lejos, para bien o par mal. Cuando se hablaba de las ‘fuga bidón’. Uno o dos compañeros lograban meterse en una fuga para aguardar tu llegada en cuanto burlases el control del pelotón.
Pues así lo hizo hoy un tal Andy Schleck. El más firme candidato junto a Cadel Evans a encumbrar el podio parisino de Los Campos Elíseos del próximo domingo enviaba por delante a un sólido escudero, Maxime Monfort. Él era parte de un amplio grupo de casi una veintena de fugados, entre los que hallábamos a cuatros españoles. Dos son del Euskatel-Euskadi, el siempre combativo Rubén Pérez, que repetía en fuga, y Pablo Urtasun, además de Markel Irizar, del Radio-Shack, e Inmanol Erviti, del Team Movistar. En esa fuga también son a destacar Iglinsky, que iba ser el último en caer, el veterano Posthuma y Nicolas Roche, entre otros.
Los fugados, ascendieron el Col Agnel con una holgada ventaja, y aún así, los escarceos entre las primeras unidades del pelotón del líder Thomas Voeckler no dejaban de sucederse. Entre ellos, el protagonizado por Carlos Barredo (Rabobank). Pero el ritmo impuesto por los Europcar y BMC tampoco daba juego a las probaturas. Máxime cuando asomaron el morro los Leopard-Trek de los hermanos Schleck. Algo tramaban. Las miradas de complicidad entre Frank y Andy daban que pensar. Al mismo tiempo que este pelotón principal adelgazaba a golpe de pedal. Entre las víctimas, el ciezano José Joaquín Rojas. Antes ya había perdido contacto su directo rival y actual maillot verde, Mark Cavendish. De Luís León Sánchez prácticamente nada se sabía por entonces, excepto que se encontraba en el pelotón. Pero poco más. Los que creían que podrían verlo en primer plano formando parte de la fuga buena de la jornada hizo áscuas. Este Tour de France está resultando ser demoledor, como era de esperar.
Nos remontamos a la ascensión a Izoard, al momento y lugar en que Andy Schleck demarra de manera muy brusca, y ninguno de los candidatos al podio, si quiera el vigente líder de la carrera, son capaces de responder. Eso ocurría a unos 60 kilómetros de meta. Quizás pecaron de creer que Andy Schleck acabaría por entregar la cuchara puesto que todavía habría que ascender. Pero en el momento en que el luxemburgués logra contactar con los fugados que todavía resisten en cabeza de carrera, y Monfort entra a tirar del grupo con esmero, comienzas las apreturas de cara entre los Evans, Basso, Contador y Schleck. Las diferencias pasan del minuto y medio a rodar los cuatro minutos y medio. Eso es cuando Contador y Evans asumen el peso de la caza ante la negativa de maillot amarillo, Voeckler. El menudo ciclista galo del Europcar da visibles órdenes a sus pocos gregarios todavía existentes de no entrar al trapo. De modo que, Contador se aparta, y se refugia entre las últimas unidades del ese mermado pelotón principal, a la vez que, Evans manifiesta su incomprensión. Por entonces se entendió que la maniobra respondía a que ni Basso, ni Cúnego, ni Voeckler reaccionaba; debía ser labor de todos ellos. Si bien, los tiros no iban por ahí.
Mientras que Andy Schleck se deshacía de los todavía resistentes de la fuga de diecinueve, Evans asumía su papel de cazador en solitario, e imponía un ritmo muy vivo y demoledor. Tal fue así que, Samuel Sánchez se descolgaba, y también cedía Haimar Zubeldia (Radio Shack). Pero lo que no sospechábamos es que Alberto Contador no andaba nada fino. Sufría sobremanera para seguir al paso de Evans, Basso, Cúnego, Frank Schleck y Voeckler.
Por delante, Andy Schleck pasaba ciertos apuros, lógicos de esa cabalgada que se estaba pegando. No eran suficientes para decaer. Eso sí, Evans había logrado recortar la ventaja de Andy en un minutos y medio hasta entorno a los tres minutos. Aunque llegados a la proximidad de la cima y meta del Galibier, salta la desagradable sorpresa para la parroquia española. Alberto Contador pierde contacto con el selecto grupo de Evans y Voeckler. Pronto se percatan sus rivales, y Evans echa el resto para dejar ya atrás a Contador. El madrileño dice así adiós a su posibilidad de estar, al menos, en el podio de Los Campos Elíseos de París. Contador entrega 3:50 respecto a Andy Schleck, y 2:15 con Evans. De este modo, el madrileño queda relegado al séptimo puesto de la general provisional, ahora a 4:44 de Thomas Voeckler que logra salvar su liderazgo de la carrera gala por tan solo 15 segundos respecto a Andy Schleck. Cierto es que todavía resta mañana la ascensión final a Alp d’Huez, donde Carlos Sastre daba un vuelco a la carrera en 2008, alzándose con el maillot amarillo, y ganando finalmente aquella edición del Tour de France. También resta una cronometrada en Grenoble, pero todo parece muy distinto ahora que hemos visto doblar las rodillas a Contador. Ahora cobra vigor la teoría de no haber recuperado de su brillante victoria en el Giro d’Italia.
Por otra parte, Cavendish se mantiene al frente de la clasificación de la Regularidad con 300 puntos, quince más que su más inmediato perseguidor, el ciezano José Joaquín Rojas. La puja no quedará finiquitada hasta no cruzar bajo el arco de meta final en Los Campos Elíseos de París el próximo domingo.