Asistimos al languidecer de reino que no hace mucho destellaba. El deporte murciano se muere, e impotentes, damos cuenta de su agonía. La ausencia de ayudas públicas y la negativa de los empresarios a invertir en el deporte como vehículo publicitario empuja al filo de precipicio a entidades, clubes y deportistas. Las arcas públicas están vacías, y las subvenciones permanecen en el fondo del congelador durante las dos últimas campañas. Es triste, pero tan cierto como que hay que buscar nuevas fórmulas de financiación, a todas luces alejadas del sustento político.
Cierto es que, en tiempos de penumbra presupuestaria, cobra mayor vigor si cabe eso de que los deportes profesionales no pueden, o no deben, estar asistidos por subvenciones públicas, pero entiendo a aquellos que claman al cielo pidiendo justicia cuando han habido un mínimo (al menos que se sepa) de entidades deportivas profesionales que han pescado en río revuelto. Creo que no hace falta nombrarlas, si bien diré que una pertenece a la capital de la Región, y la otra a Cartagena. Ambas hacen uso de instalaciones municipales, y con eso de que había que formalizar su inscripción de manera inmediata en sus respectivas federaciones nacionales sino perdían su derecho a competir, se les negoció la adquisición de préstamo bancario y de un patrocinador, a la vez que se les concedía gran parte de la subvención pública adeudada. Pero es que eso le sucede y les está sucediendo a tantos otros también de igual o superior nivel y proyección incluso internacional, y además con gente de la Región.
Sus respectivos mandatarios tuvieron la valentía de dar la cara públicamente, y recitar sus lamentos a los cuatro vientos, con la inmensa suerte a la que al resto se les priva, de ser escuchados a través de un puñado de periodistas incondicionales, muy identificados con respectivos clubes. El caso es que argumentaban tener un patrocinio privado mayoritario, y tan solo necesitaban de un pellizco de dinero público para salir adelante, bajo la amenaza de bajar la persiana y colgar el cartel de cerrado sino se desbloqueaba parte de las subvenciones que se les adeudaba. Y lo consiguieron, mientras que otros no se atreven por si terminan por perder ese resquicio de esperanza que todavía albergan porque no les queda otra salida, porque están agotados de pisar portales, tocar puertas y levantar teléfonos, con la mala fortuna añadida de que no son nadie. Son meros entusiastas que se han dejado mucho dinero de su bolsillo por el camino.
Gracias a estos benditos locos, varios de ellos ajenos al protagonismo que se merecen, hay deportes, entidades deportivas y deportistas de nuestra Región que encuentran su merecida oportunidad de buscar una oportunidad mejor en el competido mundo del deporte profesional. Pero también hay niños-as que, gracias a ellos, pueden practicar sus respectivos deportes predilectos para lo que es necesario disponer de un material y lugar para su ejercitación, a la vez que incluso hay que desplazarse. Son esos mecenas que desde la penumbra desarrollan una encomiable labor raramente valorada desde fuera de su entorno, y menos todavía reconocida; es decir, que difícilmente les veremos en la Gala de Deporte Murciano. Y es que ellos eluden ese protagonismo que otros buscan; prefieren permanecer en la penumbra, pero no por ello quedar fuera del desigual e injusto reparto de subvenciones públicas que se practica. No puede haber pan para unos pocos, y nada para el resto. De acuerdo que halla que establecer prioridades, pero por eso mismo, hay que ser sensatos e intransigentes con quienes venden humo y amenazan públicamente, los que se crecen delante de un micrófono.
Conozco a uno de esos mecenas, por amistad y proximidad, al que jamás he visto subir a recoger un galardón o reconocimiento público ni en recepción oficial alguna. Prefiere permanecer en la penumbra, sin embargo tiene que rascarse el bolsillo cada mes para pagar las deudas que le ha generado esa batalla suya por sacar adelante año tras año un proyecto deportivo que con tan solo dos años de existencia logró el inédito hito de debutar en una competición de más alto rango. Muchos de Ustedes seguro que no le conocen, y él prefiere que sea y siga siendo así. Tampoco ha vociferado crítica pública alguna, ni se ha apoyado en periodistas y medios de comunicación algunos sobre cuyo muro llorar sus lamentos. Tampoco es empresario, ni persona de alta alcurnia. Es un hombre, o una mujer de a pie, como cualquiera de Ustedes, pero de los que realmente necesita el deporte murciano hoy día. Porque él o ella, cuando visita a posibles patrocinadores privados no se hace acompañar de político alguno porque pasan de él. Está, y sigue, en la penumbra, aunque no le veamos ni oigamos.