Desde Lieja hasta París. Algo más de tres semanas, miles de kilómetros y diecinueve hoteles diferentes dan para mucho. Este sábado echará a rodar desde la ciudad belga, salida y meta de una de las grandes clásicas del tríptico de Las Ardenas, la caravana ciclística participante en el Tour de France. Las dos escuadras españolas, Movistar y Euskaltel-Euskadi partían hacia Bélgica varios días antes. Los vehículos de apoyo logístico y técnico viajan por carretera, mientras que los ciclistas y parte del personal directivo vuelan.
El Euskaltel-Euskadi suele hacerse acompañar, al margen de todo el material de logística y técnico (bicicletas, repuestos,…), de alimentos típicos con que promocionar su tierra, ya que el Tour de France es un escaparate de proyección internacional debido al amplio seguimiento y difusión mediática con que cuenta, además de los miles de aficionados y simpatizantes que siguen el desarrollo de la carrera etapa a etapa y de los millones de personas que abarrotan las salidas y llegadas y que esperan desde la cuneta al paso fugaz del pelotón y de la caravana ciclística.
La escuadra vasca está compuesta por 24 personas, que movilizarán una infraestructura capitaneada por dos autobuses (uno de pasajeros y otro de material), y cinco vehículos. Dos de ellos son conducidos por los directores deportivos que van en carrera, el tercero va al avituallamiento, el cuatro se dirige a meta y el quinto juega su papel dependiendo de las necesidades y el planteamiento de cada etapa.
En cuanto al número de bicicletas, los nueve ciclistas que participan en la carrera necesitan un mínimo de tres: la de competición, la de repuesto y la de contra reloj. Además, los líderes suelen disponer de alguna más, como por ejemplo, una de repuesto para la contra reloj y una ultraligera para las jornadas de alta montaña. El líder de la formación, Samuel Sánchez, tendrá a su disposición ocho bicicletas. Una totalidad de 35 bicicletas.
Si no aprieta el termómetro, el Euskaltel-Euskadi utilizará unos mil bidones de agua y sales isotónicas. En cuanto a fruta, durante los últimos años se han consumido unos 90 kilos durante los 21 días de carrera. Y se acabarán preparando unos 600 pastelitos para ingerirlos durante la prueba.
La principal novedad es que la expedición ‘naranja’ viajará a Lieja con 65 litros de vino de la Bodega Ostatu. El año pasado lanzó un reto a los corredores; si ganaban una etapa, regalaría el peso del corredor en vino. Samuel Sánchez alzó los brazos en Luz Ardiden con 65 kilos y la bodega de Samaniego cumplió su promesa. A la hora de cenar, el Euskaltel-Euskadi pondrá su punto de distinción con unos excelentes productos vinícolas con Denominación de Origen Rioja-Alavesa Abra y aceite Adora. ¡Buen provecho!