Seis metas en alto, treinta y seis ascensiones puntuables, dos jornadas de descanso y cincuenta y seis kilómetros cronometrados es en cifras y a grandes rasgos los datos de interés de la Vuelta a España que se inicia el próximo sábado en Pamplona, y que tiene la escalada a La Bola del Mundo, en su recta final, como teórico juez de carrera. Sin embargo, para el más cotizado candidato a coronar el podio de La Castellana, Alberto Contador, la clave está al paso por Asturias y en la cronometrada individual de casi cuarenta kilómetros.
En Pamplona se alzará el telón con otra contra reloj pero por equipos de 16,5 kilómetros. Muy pronto se empiezan a marcar diferencias, aunque no es de esperar entre los favoritos, puesto que acuden con gregarios de su suficiente entidad como para salvar el escollo con nota. De modo que las primeras referencias válidas se podrán apuntar tan solo dos días después, con el final en Arrate (Eibar), en una jornada que se prevé ajetreada, de tan solo 155 kilómetros. Es entonces cuando es de esperar que capos como Valverde y ‘Purito’ Rodríguez asomen el morro, puesto que es un final propicio para ellos. A sabiendas de que Alberto Contador debe empezar a marcar su territorio digamos que desde antes de lo que es de esperar, para así mantener a raya a Chris Froome, Robert Gesink y Rigoberto Urán, entre otros, ciclistas como los citados Valverde y Rodríguez, deben aprovechar a dar el zarpazo cuando antes mejor, aún teniendo depositadas sus expectativas de éxito en la lucha por entrar en el podio de la Vuelta.
La terna de candidatos a inaugurar su casillero en esta inminente Vuelta a España es voluminosa. A los Valverde, Contador, Rodríguez, Urán, Froome y Gesink se unen Mollema, Menchov, Gilabert, Atón, Txurruka, Nocentini, Roche, Ballan, Cataldo, De Gendt o Henao. Luego habrá que fijarse también en los jornaleros de la gloria, los ‘caza etapas’, que son un buen puñado, y en los escasos velocistas. Era de esperar que éstos últimos fueran minoría, habida cuenta del montañoso trazado elegido para esta edición de la Vuelta a España. Con seis finales en alto y 36 ascensiones puntuables, sus posibilidades se reducen, pero no son mínimas. El domingo tienen una, aunque todas las previsiones apunten a un posible grupo de fugados sólido, ya que las fuerzas y ganas están intactas. Todo dependerá de la implicación de los equipos con velocistas.
En el caso del Movistar, la apuesta es clara en este aspecto: José Joaquín Rojas. El de Cieza viaja a Pamplona plenamente recuperado de su intervención quirúrgica tras su accidente en el Tour de France, y con garantías de éxito, puesto que su nota de paso por la media montaña es superior a la del resto de rivales. Ya habrá tiempo de estudiarlos, porque tan pronto halla resolución al esprint, se verá quienes están y quiénes son. Es cierto que el Movistar girará entorno a Juan José Cobo, ganador de la última edición, y a Alejandro Valverde, pero sin descuidar las opciones de éxito con Rojas Gil.
La cuarta etapa acaba en la estación invernal de Valdezcaray; un puerto de primera categoría que se corona después de unos cincuenta kilómetros de ascensión continuada. Después ya hay que aguardar a la octava etapa para arribar a Andorra, y allí ascender la Collada de la Gallina (primera categoría), aunque a ella se llegará tras haber pasado antes por la cima del Alto Comella, de segunda. Dos opciones para el lucimiento de Alejandro Valverde, que suele iniciar con buen golpe de pedal las carreras de tres semanas. El de Las Lumbreras sabe de lo cotizado que está el podio de La Castellana en Madrid, de modo que, aprovechando el liderazgo compartido con Cobo, debe aprovechar para llenar la capaza cuando antes. Con la tranquilidad de un triunfo se afronta con más tranquilidad la lucha por los primeros puestos de la general.