Adelantó que estaría, y así es. Esta vez no ha habido marcha atrás. El Tour de France está cada vez más próximo en el tiempo, y hay que poner a punto la maquinaria. Aún así, habrá tiempo para el reposo del guerrero antes de afrontar la gran bouclé gala. Se habló de su participación en la Vuelta a Suiza, aunque eso será más adelante, cuando acontezca, también, la Dauphiné Libèré.
El Tour de Romandía, que mañana celebra su jornada inaugural; un recorrido cronometrado individual en ascensión entre Le Châble y Bruson, de siete kilómetros y medio. A partir de entonces, auguraba un recorrido exigente, sin dar a lugar al respiro, con una jugosa ración montañosa, siendo la penúltima, la del sábado, la reina, con sus cuatro ascensiones puntuables de primera categoría. El colofón lo pone otra lucha contra las manillas del reloj de casi diecinueve kilómetros en Gèneve.
El doble paso por el Col de la Croix, de 23,5 kilómetros, el último a solo diez de la meta, en la cuarta etapa, se prevé que ejerza como juez de carrera. La carrera quedará resuelta al día siguiente. Pero no hay que descuidarse en la cronometrada del martes, puesto que es exigente, con tramos ascendentes de considerable desnivel.
El cartel de participación se nutre de la mayoría de candidatos al triunfo en las grandes clásicas recientes, así como de otras competiciones, como es el caso de Alejandro Valverde, Robert Gesink, Tony Martin (ganador Lieja-Bastoña-Lieja), Richie Porte, Iván Basso, Roman Kreuziger (ganador Amstel Gold Race) y Chris Froome, además de otros.