“Está Valverde obligado a vencer y convencer en esta Vuelta (a España) después de lo vivido en el Tour (de France)?”, me preguntaba hace una semana, antes de que se transitara por la cornisa cantábrica y Galicia, un colega de la radio. Sí, respondí sin dudarlo. “Es así por el orgullo propio que distingue a un ganador y por motivo publicitario”, añadí. Y expliqué que eso es así porque, desde que recalara en el pelotón profesional, existe la tendencia aún vigente de encasillarle como aquel clasicómano que nunca será capaz de ganar una carrera de tres semanas cuando ocurre que ya ganó la Vuelta de 2009 y fue capaz de acabar el Tour de France entre los diez mejores. Cierto es que su fisionomía y perfil casan con el de un clasicómano, pero hay ciclistas que cuenta con un extraordinario margen de mejora en sus prestaciones, y así acredita el murciano de Las Lumbreras que sucede con él. Por otra parte, está la razón de existencia de un equipo ciclista que es que sus patrocinadores obtengan el máximo rendimiento a su inversión. Y en este capítulo no cabe duda alguna de que Movistar acierta de pleno. Su presencia en otros deportes ya había caducado, y debía cambiar de escaparate. Su presencia en el ciclismo no es novedosa, ni para Movistar ni para tantas otras operadoras de telefonía y fabricantes. Jazztel ya estuvo vinculado al desaparecido Costa de Almería y HTC y Motorola a sendos equipos de gran potencial con Mark Cavendish y Lance Armstrong, respectivamente.
Nunca dudé tampoco de la participación de Alejandro Valverde en esta Vuelta a España. Su perfil de su recorrido se adapta a sus características, muy similares a las del actual líder Joaquim Rodríguez, de modo que, hay quienes sostenemos la teoría de que de no haber acontecido aquella triste caída múltiple de los Movistar camino de Valdezcaray, quizás Valverde estaría ahora liderando la carrera, o, en todo caso, un peldaño más arriba, con permiso de Contador. Dicho ésto, ahí tenemos a Valverde ubicado en el tercer cajón del podio provisional una vez superados los tres finales en alto del ecuador de la carrera. El terreno que resta hacia Madrid puede que no sea un camino de rosas, y que, por lo tanto, podamos barajar la posibilidad de mejora de Valverde ante el final inédito de La Bola del Mundo el penúltimo día. Será una prueba de fuego para un Valverde al que se le achaca perder fuelle en la recta final de una carrera de gran fondo como ésta. Porque ya no hay más contra reloj. Ahora es el momento de que su equipo se afiance al igual que él en esta última semana. No hay que conceder posibilidad alguna de mejora a sus rivales, a los que aspiran a desplazarle del podio de La Castellana. Porque puede que estemos ante un podio definitivo: Rodríguez, Contador y Valverde. La cesión de Froome era de esperar: no era normal que mantuviera ese extraordinario rendimiento todavía a estas alturas. Aunque no hay que descartar ni a él ni al resto de perseguidores de entre los diez mejores.