Era de esperar que hasta que no se coronase Navacerrada no íbamos a asistir a los últimos ataques entre el reducido grupo de candidatos y ocupantes del podio de La Castellana. Ha sido como una película que te mantiene en vilo hasta sus minutos finales. Y aún así, mereció la tensa espera, pues asistimos a unos últimos metros de ascensión a La Bola del Mundo de infarto.
La existencia por delante de un selecto grupo de fugados de extraordinaria calidad con un colchón de tiempo de suficiente cómodo como para confiar en que la disputa del triunfo parcial estaría entre ellos quizás evitó que los ataques hubieran acontecido con antelación. Además, el pelotón principal llegaba al tramo final posterior a Navacerrada todavía numeroso, y esa situación también ralentizó los ataques entre los favoritos.
Hubieron ataques, como el de Igor Antón, pero no tan contundente como para hacer tambalear el anunciado desenlace que protagonizarían Menchov y Porté. Más bien respondía al denodado esfuerzo de los Euskaltel-Euskadi por acercar en mayor medida de lo posible a Antón a los de delante, y tener así ocasión de entrar en la disputa del triunfo en La Bola del Mundo.
Con unos cuatro kilómetros finales de terrorífico desnivel, y después de un brusco demarraje desde la cola del pelotón principal protagonizado por Alejandro Valverde, Joaquim Rodríguez puso al incombustible Dani Moreno a marcar un fuerte ritmo que propiciara su posterior intento de fuga. De este modo, y llegados a los tres últimos kilómetros, ya con rampas próximas al veinte por ciento, ‘Purito’ Rodríguez aceleraba y dejaba tras de sí a Contador y Valverde. Ya descolgados habían quedado Gesink, Ten Dam y Froome, entre otros. Un final tan sumamente explosivo como el de La Bola del Mundo obligaba a Rodríguez a probar fortuna de cara a su anunciado intento de bajar del segundo cajón a Valverde.
Al murciano de Las Lumbreras le costó reaccionar, y así, Rodríguez se crecía, más si cabe cuando observó que tampoco era capaz de seguirle Contador. Ni Valverde ni Contador quisieron cebarse en exceso. Valverde se repuso y alcanzó a Contador a menos de dos kilómetros del final, e incluso llegó a dejarle atrás unos metros en el último medio kilómetro.
Durante unos minutos los aficionados murcianos llegaron a temerse lo peor, que Valverde acabara por venirse abajo, y que los cuarenta y pico segundos que le aventajaban de Rodríguez se esfumaran. Pero, afortunadamente no sucedió así, y hubo final feliz. Mañana veremos a Valverde en el segundo cajón del podio en La Castellana madrileña, cuya cima ocupó en 2009. Un podio de lujo fiel reflejo de una Vuelta a España genial.