El esperado final en el Col de Mende, que guarda en la memoria colectiva al galo Laurent Jalabert, resultó ser más selectivo de lo esperado. El endemoniado ritmo de ascensión impuesto por Rigoberto Urán a favor de su jefe de filas y líder provisional de esta Paris-Nice, Bradley Wiggins. Y todo ello después de que los Movistar arroparan a la perfección a Alejandro Valverde durante el último tercio del recorrido, cogiendo las riendas del pelotón.
Hubo fuga, como es de costumbre, y hasta arribar a las calles de Mende no llegaron a entregarse por completo. Momento y lugar en que la carretera se tornaba estrecha, sinuosa y muy empinada, aderezada con un desgarrador asfalto. Varios fueron los equipos que asomaron por posiciones adelantadas para evitar que surgiera alguna sorpresa que pillara de improviso a sus jefes de filas. Pero la tiranía de Urán, al que se soldaba a rueda Wiggins, dejaba el pelotón principal hecho añicos. Hasta el punto de cobrarse víctimas de la talla de Chavanel y Clement.
Fue ya dentro del último kilómetro cuando Lieuwe Westra lanza un duro demarraje al que Wiggins no puede responder. El líder británico de la carrera bastante tenía con comandar al grupo de sus oponentes como para realizar un imposible sobreesfuerzo que le permitiera echarle el guante a Westra. Es más; de ese modo impediría que Valverde pudiera optar al triunfo parcial y le arañara más segundos. De este modo, Valverde evitó gastar pólvora tratando de sobrepasar a sus rivales, y además, arrastrar consigo, probablemente, a Wiggins o a cualquier otro, cuando las fuerzas andan muy justas, queda todavía tres días de competición, y quizás Westra hubiera sido presa inalcanzable.
La victoria fue para Westra, que se sitúa segundo en la general provisional, a solo seis segundos de Wiggins, todavía líder, mientras que Valverde escala hasta el cuarto puesto, a 18 segundos; dos menos que ayer, gracias a la bonificación otorgada por su segundo puesto. Tercero es el americano Levi Leipheimer. Si excesivos alardes, el jefe de filas del Omega Pharma-Quick Step se mantiene firme en su aspiración de ganar la carrera gala, pues, si consideramos como transitorias las dos próximas etapas, la final con ascensión al Col d’Ezé es del agrado de quien se defiende como pez en el agua en la lucha contra el cronómetro. Ya salió victorioso de su enconada lucha con Alberto Contador en Tour de San Luis, y habría que ver si es capaz, como parece, de plantar cara a otro especialista como es Wiggins, al que favorece que esta cronometrada sea de fuerza. En el caso de Valverde, habría que ver cómo se comporta el murciano en esta disciplina en la que todavía está inmerso en el periodo de mejora. Solo cabe pensar que el extraordinario estado de forma por el que atraviesa Valverde le permita rebajar esos 18 segundos que le separan de la gloria.