Hoy tocaba final a la italiana. Una subida sin excesiva dificultad, pero con un descenso vertiginoso. Una atractiva ocasión para volver a atacar a sus rivales.
Y así lo hizo el de Pinto, aunque el seis por ciento de desnivel medio del Côte de Pramartino y sus poco más de cinco kilómetros de recorrido ascendente presentaba muchas lagunas intercaladas. Los descansillos que presentaba la subida no permitían dar continuidad a un severo ataque de manera sostenida, que es como Alberto Contador hace daño de verdad.
Aún así, Contador atacó, y eso que en la curva de ángulo recto a derechas de acceso a ese puerto era cortado por la caída de un corredor del Vacansoleil que trazaba mal. El jefe de filas del Saxo Bank se encontraba entonces escoltado por sus guardaespaldas Jesús Hernández y Daniel Navarro. Ellos le ayudarían a no perder comba, porque por delante, Basso miraba por el retrovisor ciertamente desconcertado al no ver a Contador. También manifestaba su extrañeza Andy y Frank Schleck. Pero, vamos, fue cuestión de unos minutos, porque Contador asomaba pronto por la cabeza del pelotón.
Esa circunstancia no impedía que el pinteño probara en las rampas del Pramartino sorprender de nuevo a los Schleck.
Pero los hermanos luxemburgueses andaban hoy con las orejas bien tiesas. De hecho vimos a Frank ciertamente recuperado. De modo que, se aliaron, unieron fuerzas, y supieron reducir a cero las distancias que les cobró Contador y su fiel compatriota, Samuel Sánchez en un vertiginoso descenso. Evans se unió también a los dos españoles, pero tanto arriesgaron Contador y Sánchez que el australiano quedó cortado. Y es que hubo varias salidas de pista, que se dice en el argot motociclístico. Una de ellas la protagonizó Evans, y la otra, el maillot amarillo, Voeckler, que le hizo perder contacto con el grupo perseguidor de los Shleck, Basso, Cunego y Evans, entre los que viajaba. Pero a la distancia entre la finalización de la bajada y el arco de meta le sobraron un par de kilómetros, porque, para pena de Contador y Samu, sus más directos rivales se le echaron encima sobre la línea de meta. Lo único positivo fue la pérdida de tiempo que el líder Voeckler cedió en la meta.