La Unión Ciclista Internacional creaba hace unos años una especie de Liga de las Estrellas o Champion League; lo que antes se denominaba Copa del Mundo, pero añadiendo a esas grandes clásicas otras competiciones por etapas de prestigio y las tres históricas, Giro d’Italia, Tour de France y Vuelta a España. A diferencia de otros deportes, a ellas no se accedería a través de competiciones previas clasificatorias, sino que obtendrían derecho propio e irrevocable aquellas escuadras ciclísticas del mayor presupuesto del pelotón internacional. De la puesta marcha de esto no hace mucho, entorno a una década, pero por entonces esta devastadora crisis de mercado que empuja a la Zona Euro al borde del abismo no se atisbaba en el horizonte.
Les hablo del UCI Pro-tour, o el ‘club de los veinte’. Se trata de equipos que ocupan la máxima categoría pero a golpe de talonario. Claro que, dicho así, la Unión Ciclista Internacional decidió, para cubrir un tupido velo, limitar a veinte sus integrantes, y establecer una clasificación por puntos tanto para los equipos como para sus ciclistas, que determinaría la renovación de licencia UCI Pro-tour y la posible entrada de nuevos aspirantes, a la vez que, para calmar los ánimos de los organizadores del Giro, Tour y Vuelta en cuanto al derecho que les asiste de seleccionar a su libre antojo, éstas clasificaciones cuentan también para poder estar presentes en las tres grandes carreras, amén de su teórico derecho adquirido por ser del UCI Pro-tour. A cambio, cada uno de estos equipos desembolsa en las arcas de la UCI una cantidad superior a los cien mil euros en concepto de concesión de licencia, de gastos derivados del Pasaporte Biológicos y los controles antidopaje y de aval bancario con que cubrir un posible impago de sueldos a sus integrantes (ciclistas, técnicos, auxiliares,…).
Ahora ocurre que, con crisis azotando los bolsillos de las empresas patrocinadores y sin apenas ayudas públicas, resulta inviable, y a más de una de estas grandes escuadras, muchas con solera, se les atraganta la continuidad. De este modo, empiezan a agitar el mercado de fichajes los intentos de fusión entre escuadras ciclísticas y patrocinadores. Ya es una realidad que el fabricante belga de suelos de madera, Quick Step, vínculado desde hace años al ciclismo, empujara al rector del equipo ciclista que patrocina a que buscara un plan de viabilidad mediante la fusión con otra escuadra. Otra firma belga, ésta farmacéutica, Ome Pharma, ante la misma situación, decide romper con la lotería también belga Lotto, con la que compartía espacio publicitario, y adherirse a Quick Step para formar en 2012 como Quick Ste-Omega Pharma, mientras que Lotto anuncia contra pronóstico su continuidad, pero se especula que su continuidad pasaría por unirse a la lotería vecina francesa, La Francaise del Jeux.
Otra de las fusiones sonadas es la del Leopard-Trek de los hermanos luxemburgueses Schleck con el Radio Shack-Nissan-Trek de Lance Armstrong. La apuesta de los Schleck por crear la marca ‘blanca’ Leopard, y así su propia escuadra UCI Pro-tour, apoyada en la mayoría de los integrantes durante su militancia en el Saxo Bank ha naufragado en cuanto a que no ha sido capaz de encontrar un patrocinio de la suficiente entidad como para sustentar un notable presupuesto, pero cuyos resultados deportivos y de impacto mediático y de mercado estarían garantizados. En este caso ha sido el propio proveedor de bicicletas común a ambas escuadras, Trek, y quien procurase el acercamiento entre ambas escuadras. Es como si Radio Shack hubiera lanzado una OPA, y hubiera absorbido al Leopard-Trek.
Varios han sido los intentos de fusión del Astaná kazako que capitanea Alexander Vinokourov. El más reciente es con la escuadra italiana Liquigas, otro de los que incorporó al fabricante americano de bicicletas Canondale para garantizar la continuidad, al que Astana ofreció la provisión de gas procedente de las abundantes explotaciones de recursos naturales del país asiático que publicita en su vestimenta, a cambio de una fusión. Pero aquello todavía parece estar en vías de acuerdo. Liquigas cuenta en sus filas con Vicenzo Nibali, ganador de la Vuelta a España de 2010, y con Ivan Basso, ganador del Giro d’Italia en 2010.
Aunque en el candelero está el intento de fusión es el que puede llevar a unir a Astaná con Saxo Bank. Ha sido la marca americana de bicicletas Specialized, que provee a ambas escuadras, quien procura el matrimonio. En tiempos de crisis hay que aunar esfuerzos, y presupuestos también.
Todos estos movimientos apuntan a que volvemos a la época de los ’80, cuando eran varios patrocinadores los que vestían a los ciclistas. En este sentido, memorable era el maillot del equipo de la Ciudad de Vaticano, Amore e Vita, que era un puzzle de patrocinadores. Ya parece complicado que volvamos, al menos durante un tiempo, a aquella época en que un solo patrocinador, casos de la ONCE y Banesto, se hacía cargo en exclusiva del patrocinio de una escuadra ciclística profesional. Pero lo bueno, si es que pudiera considerarse así, es que el ciclismo ya lleva trabajando unos cuantos años en un campo hostil para la búsqueda de patrocinadores. Los poderes públicos fueron de los que empezaron a abandonar su apuesta de inversión publicitaria en un deporte que como muy pocos otros sirve para vender las bondades turísticas de una Comunidad Autónoma, ciudad, pueblo, … Ocurrió así con la Comunitat Valenciana, que ahora se rasca el bolsillo para la vela, la Fórmula Uno y el Mundial de Motociclismo, dando de lado un deporte como el ciclismo tan arraigado a la sociedad valenciana, y siguió el abandono con la Xunta de Galicia, que patrocinaba al Xacobeo Galicia, y la Región de Murcia, que hacía lo mismo con el también extinto Contentpolis. Tan solo la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE, mantiene su apuesta por el ciclismo con el patrocinio compartido con la Caja de Granada del Andalucía-Caja de Granada. La caja de ahorros granadina cogía el relevo a Cajasur en 2010.
Sin apoyo ni implicación alguna de las instituciones públicas, que si han obrado en la consecución de patrocinio de otras entidades deportivas y deportes profesionales, ocurre que hoy día es casi imposible encontrar un patrocinio privado que pueda garantizar la continuidad de un proyecto ciclístico, a no ser que se cruce al otro lado de los Pirineos, que es lo que hizo el murciano José Antonio Ortuño tras ver hecho trizas el proyecto Contentpolis para encontrar a la rocosa firma motociclística austriaca KTM.
Otros que estuvieron en el UCI Pro-tour y decidieron recalificarse como Pro-continental (la categoría inmediatamente inferior) a tenor de que suponían garantizada su participación en el Tour de France al ser francés es el Cofidis; un empresa financiera que oferta créditos por teléfono en todo el mundo. La imposibilidad por atender a un presupuesto elevado como el que requiere un equipo UCI Pro-tour, que suma a los requisitos económicos anteriormente expuestos salarios más altos, hizo que decidieran bajar un escalón en favor de garantizar su continuidad, y sin que eso supusiera una merma de su potencial. Una vez que se comprobó que esa formula funcionaba, otros equipos dieron ese paso, como fueron los casos de Cervelo y BMC; ambas escuadras patrocinadas por sendos fabricantes de bicicletas. La primera se fusionaba a finales de 2010 con la escuadra americana UCI Pro-tour, Garmin (navegadores), y sin embargo, BMC solicitaba una licencia UCI Pro-tour, que le era concedida a finales de 2010, y con la que ha ejercido en 2011.
Un clásico italiano como Lampre, que lleva más de una década ligado al ciclismo, llegó a tener retenida hasta mediados de abril su licencia UCI Pro-tour ante su manifiesta imposibilidad presupuestaria. La escuadra zurra encontró por el camino patrocinio suficiente como para salir adelante. Pero lo más llamativo ha sido el adiós del HTC (telefonía móvil) de imbatible velocista británico Mark Cavendish. Su gerente daba en agosto pasado la carta de libertad a sus ciclistas ante la imposibilidad de hallar un patrocinio que le permitiera salir adelante. Curioso es que éste lograra hacer resurgir de las cenizas al mítico Telekom alemán con la invención de la marca High Road. Los extraordinarios resultados le procuraron el interés de patrocinio de varias marcas, como fue Columbia.
El caso es que, no crean que estamos hablando de cantidades económicas desorbitadas. El presupuesto actual de una escuadra UCI Pro-tour puede estar rondando los cuatro millones de euros. Obviamente, esa cantidad puede dispararse en razón del grado de calidad de la plantilla, y del hecho de tener o no filial UCI Continental. Al salario anual de la plantilla (gerente, directores, auxiliares, técnicos, mecánicos y médico) hay que añadir la tenencia de una flota de vehículos de transporte y de asistencia técnica y un lugar físico donde albergar toda la infraestructura técnica. Las dietas de participación están establecidas de acuerdo a la categoría del equipo: UCI Pro-tour, Pro-continental y Continental, y a la categoría también de la carrera. El hospedaje corre a cargo del organizador de la carrera, que también puede optar por incluir una previsión de gastos al efecto en la dieta de participación administrada a los equipos. La vestimenta y el material técnico se negocia a modo de patrocinio con marcas de sus respectivos sectores. Los gastos de combustible en el desplazamiento a competiciones pueden estar incluidos en las dietas de participación, o puede que acabe por afrontarlas la gerencia del equipo, que en la mayoría de casos corresponde a un Club ciclista, o a una Fundación, como en el caso del Euskaltel-Euskadi UCI Pro-tour. Los derecho de explotación publicitaria suelen estar contemplados en los contratos de patrocinio a favor de las firmas anunciantes, aunque pueden haber casos de particulares. Los actos de publicitarios corren a cargo de la gerencia del equipo, o bien pueden negociarse a modo de intercambio publicitario. Eso sí, a diferencia de otros deportes, no se percibe ganancia alguna por derechos de emisión televisiva y radiofónica, ni por venta de entradas, sin embargo el modelo del Euskaltel-Euskadi si incluye cuota de asociados.