La FAPE llama a editores y periodistas a fomentar la participación en la Red bajo criterios éticos y deontológicos
. La pluralidad, la veracidad, la objetividad y la independencia son robustas muletas en las deben apoyarse los medios sea cual sea su soporte: papel, audiovisual y online.
. La organización reclama, una vez más, la aprobación de una Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública acorde con lo países más avanzados, también en lo digital.
MADRID, 17 DE MAYO DE 2011. Con motivo de la celebración del Día Mundial de Internet, este 17 de mayo, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) insta a los medios de comunicación a fomentar la participación en la Red bajo criterios éticos y deontológicos, sobre todo en lo que se refiere al respeto a la imagen y el honor de las personas.
La FAPE extiende este llamamiento a los ciudadanos, en general, y a los políticos, en particular, ya que hemos recibido denuncias de periodistas cuya tarea está siendo atacada por candidatos electorales mediante campañas en las redes sociales.
Este lamentable comportamiento se hace insoportable en el caso de ataques vejatorios a compañeras amparados en el anonimato. La cobardía moral y personal de quienes promueven estas campañas plantea serias dudas sobre qué tipo de representantes van a ser elegidos y cuál es su nivel de compromiso con la democracia.
Contenidos y participación
El futuro son los contenidos, pero esos contenidos necesitan periodistas que cumplan escrupulosamente los principios éticos y deontológicos de su profesión y que alejen de ella, con su comportamiento, a los que caen en el amarillismo, el servilismo o el escándalo interesado, según reflejaba el Manifiesto de Pamplona, aprobado por la Asamblea General de la FAPE el 9 de abril pasado.
La FAPE defiende la participación del lector, el intercambio de opiniones, que considera que es muy saludable en cuanto a la democratización de la información, dando posibilidad al lector de interactuar y acabando así con la posición monolítica del medio y de quien escribe.
Sin embargo, esta organización constata que, bajo el paraguas de esa inocente interacción, los medios de comunicación digitales vienen amparando opiniones anónimas o con seudónimos de lectores que en ocasiones dañan la imagen o el honor de terceros, quedando totalmente impunes, incluso a cambio de conseguir más visitas.
Mientras que los medios de comunicación han sido extraordinariamente escrupulosos a la hora de publicar lo que se ha denominado tradicionalmente Cartas al director, solicitando los datos de quienes las escriben, desde nombre y apellidos, hasta DNI, domicilio y teléfono, generalmente vienen manteniendo un comportamiento bastante permisivo en cuanto a la difusión de estos comentarios, a veces automáticos, sin pararse a recoger los datos del comunicante y, sobre todo sin comprobarlos.
Es cierto que dominar la velocidad que proporciona la técnica es imposible pero, si resulta complejo identificar a todos los lectores que realizan comentarios y no es posible ni lograr un correo electrónico fiable, al menos deberían de moderarse antes de su publicación, para que no salieran a la luz informaciones que pudieran estar dañando derechos de otros ciudadanos.
Esta participación no sólo se lleva a cabo en los comentarios que se incluyen debajo de algunas noticias u opiniones sino que también se está extendiendo a las redes sociales donde los medios trasladan sus debates para, de forma legítima, obtener más lectores en la Red. Ahí también se registra a veces cierta anormalidad, aunque menor que en los comentarios, por la existencia de perfiles falsos de los intervinientes o suplantaciones de personalidad.
Ética digital
Como subrayaba el Manifiesto de Pamplona, los medios digitales no necesitan inventar otra ética, ya que ésta no depende de los soportes o de modelos nuevos. La pluralidad, la veracidad, la objetividad y la independencia son robustas muletas en las que se apoya la ética, ya sea para los medios escritos como para los audiovisuales y digitales. La honestidad en el manejo de los datos, el rigor, la búsqueda de la verdad, el respeto a la intimidad y al honor de las personas tiene que abrigarnos siempre.
Los mismos casos se dan en el llamado “periodismo ciudadano”, concepto que engloba denuncias o quejas de vecinos que, para convertirse en información, requieren del filtro periodístico, siempre riguroso y contrastado. En más de una ocasión, estos comentarios se han revelado como opiniones con intención de perjudicar a terceros.
Esta organización recuerda a los ciudadanos que la libertad de expresión excluye la libertad de insultar, humillar o difamar, por lo que deben de saber que también son responsables de lo que escriben, incluso de manera anónima o con seudónimo.
Estrategia común
La FAPE anima a los profesionales a que aprovechen las oportunidades de la Red y a que se mantengan constantemente formados para este y otros retos del futuro inmediato. Internet representa también una excelente fuente de trabajo pese a que, durante su proceso de asentamiento, se haya tambaleado el modelo de negocio de los medios. Esas son las ventajas e inconvenientes de ser los protagonistas del cambio, como el que supuso la llegada de la imprenta hace ya seis siglos.
Esta realidad necesita de procesos más integrados, donde tecnología y periodismo desarrollen una estrategia común con objetivos compartidos. Un escenario novedoso requiere también de un nuevo perfil de periodista, en lo tecnológico que no en su profesionalidad y deontología, pues no distinguen entre soportes. No obstante, la FAPE llama la atención de editores y empresarios y les insta a respetar los derechos laborales y profesionales de los periodistas, incluido el reconocimiento económico y moral de sus derechos de autor, que encuentran situaciones de máxima precariedad en la Red.
Por último, la FAPE exhorta la aprobación de una ley de acceso a la información pública, a la altura de una ciudadanía del siglo XXI, que también tenga su reflejo en Internet.