Antonio J. Salmerón
Segunda encrucijada hoy en la Volta a Catalunya. Otra vez hubo tentativa de fuga, pero sin éxito. No había cabida a error alguno. El deseo impetuoso del veterano Alessandro Pettachi obligó a Lampre a forzar la máquina para atrapar a los fugados y controlar la llegada a Banyoles en favor de interés máximo de su jefe de filas por hacerse con el triunfo. Razones fundadas había depositadas en el velocista italiano después de que en el día de ayer se impusiera a José Joaquín Rojas en la llegada del pelotón perseguidor del único superviviente de la fuga.
La madrugadora fuga de la complicada jornada de hoy, segunda en la presente Volta a Catalunya, la integran Rubén Pérez (Euskaltel-Euskadi), José Benítez (Andalucía-Caja Granada), David de la Cruz (Caja Rural), Jan Tratnik (Quick Step) y Rutkiewicz (CCC). El Alt dels Angels, de seis kilómetros a una media superior al cinco por ciento de desnivel, es la dificultad montañosa a destacar en el recorrido, si bien estaba también como puntuable el Alt de la Ganga, pero de tercera; una tachuela.
El entendimiento entre los fugados propicia que la tentativa se deje llevar durante gran parte del transcurso de la etapa, pero cuando distaban poco menos de 25 kilómetros para arribar a la meta, se acabó. El echo de que todavía restara un buen puñado de kilómetros anima a nuevas probaturas, aún sin suerte. El empeño de los Lampre no deja lugar a nadie más. Pettachi es el candidato número uno en las quinielas, pero el vaiente Rojas Gil era un rival muy a tener en cuenta. El de Cieza está hipermotivado habida cuenta del dulce estado de forma por el que atraviesa. Y de este modo, la llegada resulta muy apretada, muy disputada, y muy ajustada. La photo-finish clarifica que por unos centímetros casi inapreaciables para el ojo humano, Pettachi gana el pulso a Rojas. Así lo reconoce el mismo Pettachi. “Rojas ha demostrado ser un rival difícil, pero mi deseo de ganar era grande y me ha ayudado a poner mi rueda unos cuantos centímetros por delante de la suya”.
Para el ciezano del Movistar, “el problema ha sido que a un kilómetro de la meta me he descolocado, debido a que era un final peligroso”. Rojas Gil se la jugaba a falta de 450 metros, “porque no tenía otra opción”. Su remontada particular era debida al tropiezo ya dentro del último kilómetro, que, como decía, le descolocaba. “He remontado incluso a Petacchi, pero justo sobre la línea de meta”. El sabor que le deja es un tanto agridulce. “He demostrado que en un final de tú a tú, hoy le hubiera ganado, pero no queda otra que seguir intentándolo. El equipo ha estado fenomenal y quiero darle las gracias, pero quiero hacerlo con una victoria. Creo que ya nos la merecemos, tanto mis compañeros como yo mismo. En Paris-Niza, me metí a escalador el último día, pero mañana me tomaré un “descanso”, que después quedan cuatro etapas en las que hay muchas opciones de que se llegue al sprint”.