La semana pasada vimos como Bradley Wigins, vigente ganador del Tour de France, lanzaba, inmerso en un monumental enfado, su bicicleta contra un talud en plena ascensión a la meta de la etapa reina por un fallo en plena competición del cambio electrónico de su Pinarello, y que le impedía poder haber estado con los de delante en la disputa. Ocurre que igual montura y montaje tiene Alejandro Valverde. El portal digital Biciciclismo.com pone sobre el tapete que igual pudo haberle pasado a Alejandro Valverde el domingo en la fase decisiva del desenlace de la Lieja-Bastoña-Lieja.
«¿Pero por qué no salió Valverde a los ataques de sus más directos rivales?», plantea dicho portal informativo, que, a su vez, ahonda y repara en que, el diario El País en su crónica de la carrera desvela que: «Su director, Eusebio Unzue, dijo que la culpa fue del cambio electrónico, que no pudo cambiar de piñón para responder a Purito, que fue un fastidio perder la más grande de las clásicas por eso, pues él también daba por descontada la tercera victoria de su líder en el Movistar».
Igualmente, El Periódico de Catalunya relataba que: «Pero no contó (Valverde) con una circunstancia inesperada: se le bloqueó el cambio en el momento clave del ataque de Purito. ¿Qué sucede a los cambios de última generación? Primero, en Italia, a Bradley Wiggins, y ahora, en Lieja, al murciano.
Valverde, por el contrario, nada dijo al respecto: «Martin y Purito han estado muy fuertes al final y yo me tengo que dar por satisfecho con el tercer puesto».