“Lucharemos para que no nos silencien. Para que no os silencien”
MADRID, 09 DE OCTUBRE DE 2012. La Federación de Periodistas de América Latina y El Caribe (FEPALC), ha agradecido “de manera fraterna” a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) el mensaje de apoyo enviado por su presidenta, Elsa González, con motivo de la celebración de la Asamblea Anual de los profesionales de la comunicación latinoamericanos, celebrada el 5 y 6 de octubre en Asunción (Paraguay).
“La voz de los periodistas españoles, junto a quienes estamos en este momento duro para los trabajadores y la profesión, es siempre un aliciente a nuestra lucha. Una lucha colectiva en la que, si estamos juntos, seremos más fuertes”, afirma Zuliana Laínez, vicepresidenta de FEPALC.
La presidenta de la FAPE remitió, el pasado 5 de octubre, el siguiente comunicado a la FEPALC:
“Queridos compañeros de profesión y vocación:
Desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) quiero haceros llegar toda nuestra solidaridad y apoyo con motivo de la celebración de vuestra asamblea anual en Paraguay.
Son tiempos difíciles. Los periodistas españoles atravesamos la peor crisis de la historia del sector. Una crisis económica, pero, sin duda, también ética, que, todos queremos pensar que surge de la revolución estructural.
Nos hallamos en una nueva Era de la Sociedad de la Información. El cambio sólo puede compararse con la aparición de la imprenta. No dudo de que, con esfuerzo y buen tino en la reconversión, a medio plazo se impondrá un nuevo orden adaptado a las demandas del receptor de la información, conscientes, siempre, de nuestra misión de control al poder que garantiza la democracia.
Las pérdidas que estamos sufriendo en el camino son tremendas. Desde finales de 2008, han desaparecido casi 8.000 puestos de trabajo periodísticos. Los veteranos son expulsados de las redacciones para ahorrar salarios altos, y con ellos sale su experiencia y la posibilidad de aprendizaje para las nuevas generaciones. Esos jóvenes inician un camino de precariedad laboral, presionados, además, por la inmediatez y, en muchos casos, por lo que podríamos denominar información espectáculo que aporta superficialidad y resta rigor y calidad.
Los editores recurren a los despidos como único remedio a una crisis que va mucho más allá de lo económico y que amenaza con hacernos perder prestigio y credibilidad. Y mientras, las administraciones también se apuntan a este río revuelto para tratar de menguar derechos, impidiendo las preguntas en las convocatorias de prensa u obstaculizando la cobertura de determinadas informaciones. Dificultando, en resumen, el derecho de los españoles a estar informados.
No quiero extenderme. Sé que todo ello, pese a su importancia, es menor que algunas situaciones que vivís en determinados puntos de América Latina y el Caribe. Y destaco aquí las leyes mordaza, las amenazas, los ataques a las sedes de los medios de comunicación, la persecución, los secuestros, las torturas e, incluso, en el colmo del despropósito y la impunidad, los asesinatos de aquellos que denuncian públicamente a quienes imponen el silencio.
Sólo quiero haceros saber que en España, en la FAPE, contáis con una voz que hace y hará saber a esta parte del mundo lo que ocurre en esa otra parte en que vosotros lucháis, como nuestro Don Quijote, contra gigantescos molinos que, con sus aspas, destrozan las vidas de algunos de los que, pese a todo riesgo y quizá contra lo que el común de los mortales considerarían lógico, han decidido jugarse el todo por el todo en pro de la Libertad de Expresión y del Derecho a la Información.
Contáis con todo nuestro apoyo y nuestro respaldo. Lucharemos, ya lo estamos haciendo, para que no nos silencien, para que no os silencien. También quiero recordaros que la unión hace la fuerza, que este es el momento en el que tenemos que darnos cuenta de que es imprescindible hacer gremio, aunar esfuerzos, formar una piña contra quienes quieren acabar con nuestra profesión, verdadero pilar de la democracia que, entre todos y pese a algunos, debemos sostener.
Los pueblos, nuestros pueblos, tienen derecho a estar informados. Y los periodistas tenemos derecho a informar. Es más, tenemos el deber de informar y de sacar adelante la que, todos lo sabemos, es la profesión más bella, aunque quizás también una de las que requieren más valor y humanidad del planeta.
Recibid un cálido abrazo desde España y el reconocimiento de vuestros compañeros españoles”.