El ciezano del Movistar se despojaba hoy de su habitual vestimenta de velocista para encaramarse hasta el tercer cajón del podio en la cima de Serfaus; meta de la séptima jornada de la Vuelta a Suiza. Thomas De Gendt (Vacansoleil) sorprendía al aventajar en más de medio minuto (35 segs.) al luxemburgués Andy Schleck (Leopard-Trek). Trece segundos más tarde llegaba a meta José Joaquín Rojas. Este trío formaba parte de una numerosa fuga de 17 ciclistas, que antes de cubrir la primera treintena de kilómetros de una longeva jornada de casi 223 kilómetros osaban aventurarse sin que hasta rebasado el hito kilométrico cien encontraran las primeras rampas de ascensión al primero de los tres altos puntuables de la etapa, aunque de Fuera de Categoría (HC), Flüelapass. George Hincapie (BMC), Christian Vandevelde (Garmin-Cervelo), Alberto Losada (Katusha), Luca Paolini, José Ivan Gutierrez (Movistar) y Sergey Lagutin (Vacansoleil) eran otros de sus ilustres acompañantes.
Cierto que el corral estaba pleno de gallos, y no debían inquietar en exceso a los Lampre del líder de la carrera Damiano Cunego, sin embargo en el pelotón no conceden tregua, y la ventaja de los fugados estuvo bajo control durante algunos kilómetros. Aún así, los ataques se sucedían por delante, y también por detrás, si bien no llegaban a cuajar. La brecha la habían abierto Sergey Lagutin (Vacansoleil), Rubén Pérez Moreno (Euskaltel-Euskadi) y Alessandro Bazzana (Team Type 1). A ellos se sumaron más adelante, Marcato y Tschopp, y antes otra vez Rubén Pérez, ya con la cima del Fluelapass asomando en el horizonte. Y como muestra de esta constante agitación en carrera es que la ventaja logra ya romper, y alcanza un techo de casi ocho minutos rondando el ecuador del recorrido.
Andy Schleck se deja notar, y pasa adelantado por la pancarta del Gran Premio de la Montaña, seguido muy de cerca por Vandevelde, Bakelants, Paolini e Hincapie. Pero por entonces, las diferencias con el pelotón principal del líder Cunego comienzan a decrecer ya; entorno a los seis minutos. Y es que no solo era Lampre quien pujaba en el empeño, sino que Rabobank no había metido a nadie, y eso no podía ni debía permitírselo. Todo esto sucede a la vez que se emprende ascensión a la cima de segunda categoría de Norbertshöhecuando el bloque de fugados permanece prácticamente inalterado en su composición y dote de mando.
Pero habría terreno para cambiar las tornas. Tocando límite fronterizo con Austria, y sin apenas descano, se afronta la ascensión final. El inicio duro suaviza luego con siete kilómetros aliete por ciento de pendiente media. Tras coronar, un tramo llano de 3,5 kilómetros para llegar a la línea de meta. Es entonces cuando se despega De Gend, seguido de Andy Schleck y de Bakelants. A continuación, el grupo de excompañeros de fuga perseguidores, entre los que aguanta estoicamente José Joaquín Rojas. El de Cieza centra la atención de propios y extraños por cuanto un velocista sea capaz de mantenerse junto a ciclistas que se supone de superiores prestaciones en la montaña. Pero no debemos olvidar, u obviar, que Rojas viene registrando y constatando una notable mejoría de prestaciones en la montaña. Si ello añadimos que se trata de una etapa de gran fondo, más allá de los doscientos kilómetros. Pero cuando asistimos a verle cruzar tercero bajo el arco de meta por delante de ciclistas de la talla de Vandevelde, que ha sido cuarto en un Tour de France, entendemos que nos diga: “Andamos sembrando para recoger en el Tour”. Ojala sea así. Bravo, bravísimo.