Su victoria en el Tour de l’Avenir pesa, y pesa tanto como para situarle en el elenco de favoritos a vestirse de ‘arcoiris’ o a colgarse cualquiera de las medallas. Rubén Fernández es ya uno de esos a los que vigilar y atar muy corto durante la prueba de fondo en ruta de categoría Sub-23 mañana en el Mundial de Florencia, sobre 172 kilómetros.
Él lo sabe, y asume el reto. Es consciente de que su condición de candidato al podio puede lastrar su suerte en este Mundial. Sus rivales, en condiciones normales, serán aquellos con los que se enfrentó en la ilustre carrera francesa, los hermanos británicos Yates, Simon y Adam, el austriaco Partick Konrad, el italiano Davide Martinelli, el danés Gougeard, el galo Valgren, el holandés Van Der Lijke, el colombiano Parra e incluso los velocistas Alaphilippe, Zabel y Ewan. También hay lugar a los ‘tapados’, aquellos con los que casi nadie cuenta, muchos de ellos de la antigua Europa del Este, el incluso los kazakos.
El recorrido es el mismo sobre el que rodarán los Elite el próximo domingo, pero a menor escala kilométrica, 172 kilómetros, que ya son suficientes. Una primera mitad a escape abierto de 60 kilómetros que desemboca en un circuito de 16,6 kilómetros, con dos cotas montañosas y un total de catorce; una de ellas, la de Vía Salvati, de 600 metros de longitud, y un desnivel máximo del 16 por ciento. La última de las ascensiones se corona a solo cinco kilómetros de la meta.