Si hay un punto clave llamado a erigirse en juez en el desenlace del 101 Tour de France, ese es, sin lugar a dudas, la cronometrada individual de 54 kilómetros que antecede al tradicional final en Los Campos Elíseos. En 1994, Miguel Induráin, al que rinde tributo esta comprometida jornada, daba un memorable recital en una modalidad que era del deleite del gigantón navarro pentacampeón de la gran carrera gala.
A Alejandro Valverde no le habrá hecho gracia conocer que la anunciada cronometrada se ubica tan solo un día antes de bajar el telón, y además, sobre un considerable distancia de 54 kilómetros. Cierto es que su rendimiento en el ejercicio individual contra el cronómetro mejora paulatinamente, pero a nadie escapa que ésta es un guiño descarado a los británicos Bradley Wiggins y Chris Froome, ganadores del Tour de France. De echo, el Tour de France echará a rodar en el Reino Unido el sábado 5 de julio en Leeds. Dos jornadas más precederán a ésta con metas en Sheffield y Londres, para lucimiento del velocísta británico Mark Cavendish.
El salto a Francia traerá consigo otro de los grandes atractivos de este Tour de France de 2014. Se trata de quince kilómetros adoquinados divididos en nueve tramos, con Arenberg como colofón. El final en repecho de Gérardmer también es de destacar. A partir de entonces, Los Alpes se vistan antes que Pirineos. Será en la segunda semana, cuando encontramos dos metas en alto alpinas, en Chamrousse y en Risoul.
La semana final es muy exigente. En Bagneres de Luchon (17a) acaba una jornada de largo recorrido con pasos previos por Aspet y Bales. Al día siguiente espera Pla d’Edet, con Portillon, Peyresourde y Val Louron por el camino. El mencionado Hautacan, con el Tourmalet como punto de referencia, es la penúltima oportunidad, a expensas de la puntilla final de la cronometrada con salida en Bergerac.