La Toscana. Idílico escenario de campos floridos y hermosos por cuyos caminos blancos serpentea una hilera casi interminable de esforzados del pedal. Con aroma y fragancia de las grandes clásicas norteuropeas, pero en seco, la Strade Bianche celebraba su séptima edición con Alejandro Valverde entre sus ilustres participantes. Al murciano del Movistar le sedujo no haber saboreado antes el barro de la Roubaix y de Flandes. Y finalizó en el puesto decimo tercero, a 17 segundos del ganador, después de acometer con algún que otro sobresalto 188 kilómetros, entre Gaiole y la Piazza del Campo de Siena, con ocho tramos de especial dureza, con tierra y adoquín, como antaño, y un total de 57 kilómetros. ¿Cosa de belgas?… Pues, no. De italianos. De Moreno Moser (Canondale), que sorprendió en las rampas finales con un demoledor ataque en la sección de tierra de Colle Pinzuto.
Valverde, lastrado por una caída y un pinchazo en el tramo de Monte Sante Marie, a falta de cincuenta kilómetros, se aferró a la heroica junto a su compañero Ángel Madrazo por salvar una pérdida de casi un minuto por ambos percances y alcanzar un grupo de favoritos al que finalmente entró, pero por el que se dejó buena parte de sus energías.
La alternativa en carrera quedaría en manos de Andrey Amador. El costarricense (15º en meta) realizó varios movimientos: primero, a ritmo en la penúltima sección de tierra, intentando limar las diferencias con la peligrosa fuga que lideró casi toda la jornada, y después, con Moser ya lanzado en pos de cabeza, al ataque junto a otros tres hombres -Nocentini (ALM), Slagter (BLA) y Caruso (KAT)- que acabaron siendo cazados justo antes del último kilómetro y medio en ascenso.
La combatividad de Movistar Team -que con Cobo, Madrazo y Visconti (17º) llegó a tener hasta cinco hombres antes de los instantes decisivos- se marchó finalmente sin un premio que deberán buscar mañana en sus dos frentes competitivos: la Roma Maxima, sobre 180 km con inicio y final en Roma y un interesante trazado de media montaña -además del paso por la Via Appia adoquinada-, y el técnico prólogo de la París-Niza (3 km) en Houilles.