Salvo sorpresa de última hora, a expensas de que concluya su exitosa participación en la Paris-Nice, parece que habrá giro de timón en el libro de ruta de Alejandro Valverde, que se apea de la Vuelta al País Vasco para afrontar más de lleno y más fresco su asalto al podio de las tres grandes clásicas nórdicas de las Árdenas. La Amstel-Gold-Race, Flecha-Valona y Lieja-Bastoña-Lieja, en abril, están en su punto de mira antes de que se tome un merecido descanso antes de afrontar la puesta a punto para el Tour de France, cuyo último banco de pruenas sea la Dauphiné Libéré, que ya ganó en 2008.
Por entonces, Alejandro Valverde llegaba al Tour de France pletórico, después de un recorrido triunfal por las clásicas de primavera y las carreras de referencia. En la Amstel Gold Race, Valverde se imponía a Damiano Cunego y Frank Schleck. Sin embargo el decisivo Muro de Huy en la meta de la Flecha-Valona se le atragantó, y acabó en el puesto 21. Pocos días después, volvía a ganar en la Lieja-Bastoña-Lieja, ésta vez por delante de Davide Rebellin y, otra vez, Frank Schleck. Acabar triunfador en la Dauphiné Libèré fue el colofón a su puesta a punto para el asalto al Tour de France con dos triunfos parciales. Dominó a placer frente a su máximo oponente, por entonces, Cadel Evans, el vigente vencedor del Tour de France. Para colmo se vestía de ‘rojigualda’ en el campeonato de España en ruta. Espectacular e hipermotivador.
Se le espera en la Volta Ciclista a Catalunya (UCI World Tour), que también conoce como ganador en 2009, y figura entre la lista de participantes ilustres de la clásica Gran Premio Miguel Indurain y de la clásica de Amorebieta.