Al llegar al aeropuerto de Birmigham, donde Tom, un simpático inglés de avanzada edad y de perfecto uso del castellano, nos esperaba para el posterior traslado por carretera hasta el hotel, el cielo totalmente cubierto de nubes que amenazaban lluvia por su tono oscuro y la baja temperatura, de entorno a siete u ocho grados, presagiaba un día siguiente complicado por la más que probable intervención de la lluvia y el viento.
Viajo con e director y los seis ciclistas representantes del KTM-Murcia; único equipo español presente en la ‘Roubaix’ británica, la Rutland-Melton CiCLE Classic. Se trata de un sinuoso recorrido de gran fondo, de 183 kilómetros, sin excesivas dificultades orográficas, pero con tramos pedregosos y de tierra, de trasiego de maquinaria agrícola y ganado, que aderezados con la lluvia, daría lugar a una aventura no apta para ciclistas venidos de un clima mediterráneo. De echo, bastaba echar una ojeada a los casi treinta equipos participantes para observar que, excepto una escuadra griega, el resto procedían de Irlanda, Escocia, Suiza, Austria, etc., al margen de la amplia representación lugareña.
Llegados al hotel, en una diminuta población próxima a la salida en Oakham, en el condado de Rutland, nos apresuramos a montar las bicicletas con que al día siguiente enfrentarse a una dura jornada de ciclismo en estado puro. Había que dotar a los neumáticos de la debida presión para evitar pinchazos. En este sentido, la mayoría de los participantes se decantaron por el uso de llantas de aluminio, en lugar de las de fibra de carbono, y por cámara y cubierta, en detrimento del tubular. Hubieron quienes, incluso, eligieron las bicicletas de ciclo-cross, buscando así poder utilizar neumáticos de mayor anchura de rodamiento. También observé quienes almohadillaban las zonas de apoyo en el manillar con mayor cantidad de cinta o con alguna especie de material específico. Los frenos también debían estar adecuadamente calibrados, y la cadena de tracción engrasada. De echo, ante la previsión de que los cambios sufrirían más de lo habitual al transitar por firmes irregulares (tierra y adoquines), también era un elemento a tener muy en cuenta en la puesta a punto del sábado por la tarde.
Mientras tanto, en la sala contigua, los directores de los equipos participantes conocían los últimos detalles técnicos de la carrera que dictaban el organizador y los jueces árbitros. Quien quedara por detrás del pelotón principal con una desventaja de más de diez minutos, quedaría apeado de la competición. Al margen de la llamada a la prudencia ante la certera previsión de lluvia y viento, se advertía del derecho de poder eliminar aquel tramo que pudiera considerarse como intransitable, lo que pudiera influir en un ligera rebaja del kilometraje total, que era de 183. En el sorteo del orden de los coches auxiliares de los equipos, el KTM-Murcia resultaba agraciado con el número uno; una alegría que trasladar a los ciclistas, lo que supondría que cualquier avería mecánica u otro tipo de problema podría ser solventado casi con inmediatez. Todo un éxito habida cuenta de la estrechez de las vías por las que se transitaría, y de la imposibilidad para el adelantamiento. Y es que hasta para el coche iba a ser cuestión de pericia al volante ir salvando los continuos obstáculos que encontrarían por el camino, como zonas anegadas por el agua, el constante barro, la hierba que poblaba sobremanera los arcenes y que inducía al patinaje de los neumáticos, etc.
Ahora había que preparar la comida que irían a ingerir los ciclistas durante la carrera. Se trata de alimentos troceados ricos en carbohidratos. Se trata de lograr una ingestión rápida para reponer cuando antes las energías que con el esfuerzo a que exige la competición se va consumiendo de manera más rápida de lo habitual debido al intenso frío, pues existe una combustión extra para la regulación térmica del organismo en contraste con una temperatura exterior muy baja. Los alimentos naturales, como el plátano, es troceado y envuelto en papel de aluminio.
Las directrices de actuación en carrera que el director dicta a sus ciclistas son claras: hay que estar muy atentos a posibles cortes durante el primer tercio del recorrido, y después tratar de estar lo más adelantados posible para evitar los tropiezos y las consecuentes caídas impuestas por la estrechez de las vías por las que se transitará. Aún así, este tipo de carreras de largo recorrido y con dificultades añadidas impone la norma de estar delante y siempre muy atentos. La condición física unida a la destreza en el manejo de la bicicleta son primordiales.
A las siete del domingo suena el despertador. Hay que estar en el salón comedor desayunando media hora después. La comida que le sirven a los ciclistas es rica en proteínas y carbohidratos. Será muy importante alimentarse adecuadamente porque será de donde el organismo haga uso. Tres horas después los ciclistas iniciarán su aventura particular en esta Rutland-Melton CiCLE Classic, para cuando, previsiblemente, la digestión ya se habrá completado.
Los ciclistas y cuerpo técnico del KTM-Murcia permanecen en los coches a la espera de que llegue el momento del control de firmas y de que se dé el banderazo de salida. El frío (4 grados), la lluvia y el viento hacen muy difícil estar en espera fuera de los coches. Pero ya son las once, y hay que sumirse en la aventura. El voluminoso pelotón participante se coloca bajo el arco de salida en Oakman, en las proximidades de Rutland. Los medios gráficos toman sus últimas tomas antes de echar a rodar. Aún bajo esas difíciles condiciones climatológicas, el público asiste fiel a presenciar la partida.
Los primeros sesenta kilómetros transcurren por buen firme, pero a partir de ahí, aparecen las complicaciones. Wellcome to the ‘hell’. Eso rezaba en un cartel de fondo amarillo antes de afrontar uno de los primeros sectores de complicado firme. Ya por entonces se hallaba un pelotón de ciclistas adelantado a un pelotón principal que se desgrana a marchas forzadas con el paso de los kilómetros. La mella de las duras condiciones de frío, lluvia y viento se deja ver en los castigados rostros de los ciclistas desde muy pronto. Bajo otras condiciones, la carrera toma otro cariz distinto, asegura el director del KTM-Murcia. Tal y como pintaba la carrera, evitar caídas era lo más importante. Las averías mecánicas era un factor determinante cuando de dejarte fuera de la carrera se trata. E incluso la conducción de los vehículos de la carrera se tornaba en complicada y peligrosa, sobre todo si el volante y los mandos de conducción del vehículo se localizan en el lado derecho. Es decir, la aventura se vive fuera y dentro del vehículo.