Primera jornada pirenaica, y primeros descartes. Lejos del puñado de segundos que se dejó Contador respecto a sus más fieros rivales en la empinada recta de meta de Luz Ardien, están los más de dieciocho minutos a que se sitúa ahora Luís León Sánchez en el puesto 37 de la clasificación general individual provisional. El de Mula cedía ya en los kilómetros finales de ascensión al Tourmalet. Eso era ya mal presagio, porque el ritmo de escalada que se llevaba ya por entonces no era como para perder comba. En el descenso de enlace con Luz Ardiden había reagrupamiento, pero entre el empuje de los Leopard-Trek de los hermanos Schleck y el Europcar del líder de la carrrera Voeckler y los tirones de algunos emisarios del Saxo Bank, Astana y Liquigas, entre otros, no se podía ser halagüeños. También cedía poco después que sus más directos oponentes en el esprint, Farrar y Cavendish el ciezano aspirante a recuperar el maillot verde de la regularidad, José Joaquín Rojas. Algo más aguantó Phillipe Gilbert, al que la escalada se le dá mejor.
Hubo fuga de seis, como era de esperar, con Rubén Pérez, del Euskaltel-Euskadi, y con José Iván Gutiérrez, del Movistar, como únicos representantes españoles. Los demás permanecían al cuidado de sus respectivos objetivos e intereses. Pero fue una fuga que, aunque rondó los nueve minutos de máxima, se redujo cuando los equipos de los candidatos al podio parisino tuvieron a bien meterse de lleno en la faena de control. Todo así que, cuando se ascendía al Tourmalet, ya sonaban tambores de guerra. Se aceleraba el ritmo por delante, y comenzaba a romperse la teórica sintonía entre los fugados y a cobrarse las primeras bajas en la terna de favoritos. Estaba cantado que si se subía rápido por las laderas de las cimas pirenaicas quedarían apeados algunos de los favoritos. Los Radio Shack Leipheimer y Klöden fueron algunos de ellos. Éste último llegó a meta con evidentes signos de caída en su hombro derecho. Y es que a más de uno le tembló el pulso bajando.
Antes, al paso por el Esprint Intermedio a falta de 92 kilómetros para alcanzar la meta, donde habían depositadas sobre José Joaquín Rojas expectativas por tratar de superar a Cavendish en la puja por el maillot verde, el británico del HTC zanjaba el asunto con su paso por delante de Rojas, tercero, y de Gilbert, séptimo. Antes habían pasado por allí los fugados, de modo que el reparto de puntos fue inferior, y las diferencias entre los candidatos al maillot verde siguen siendo mínimas. La clave para los aspirantes a vestir de verde queda a expensas de los pasos previos a la montaña en esos días de trasiego pirenaico. De hecho, mañana, la cima del Aubisque queda a cuarenta kilómetros de la llegada en Lordes.
La victoria de etapa sonrió a la ‘marea naranja’ díez años después de que Laiseka alzara sus brazos en señal de victoria. El maestro de ceremonias fue el campeón olímpico en Pekín 2008, Samuel Sánchez. Su ataque en plena ascensión a Luz Ardiden, y su posterior remontada, le dejó por delante en carrera junto a Jelle Vanendert. Ambos llegaron y se disputaron el triunfo de etapa, con el hermano de los Schleck resoplándoles en el pescuezo. Andy, Evans y Basso sacaron provecho de un pequeño desliz de Contador dentro del último kilómetro de ascensión a Luz Ardiden cuando su rodilla ya dañada no le permitía mantenerse a la estela de los citados y le hacía sufrir hasta el punto de ceder un puñado de segundos. Contador decía a su llegada que no había motivo para alarmarse.