Atónitos nos dejó oír el himno preconstitucional mientras que Alberto Contador posaba en la cúspide del podio milanés del Giro d’Italia. Una falta más de respeto hacia nuestro país que se suma a la del pepino almeriense desde Alemania y sus países afines.
No es la primera vez que confunden el himno español en un acto protocolario en que el deporte español es protagonista. Al propio Alberto Contador ya le ocurrió en el Tour de France. Por no mencionar aquella memorable ceremonia de la Copa Davis.
Si dijéramos que se trata de un país desconocido, podría entenderse que no se supiera poner su adecuado himno institucional, pero tratándose de un país tan ancestral como es el nuestro, cuyo himno suena con cierta frecuencia en actos públicos de cualquier otra índole también, es inadmisible el error.
Todo sea cuestión de un mero equívoco, y no un acto reflejo voluntario del pataleo por tener que asumir que el ciclista madrileño de Pinto estuvo por encima de los adversarios locales, principalmente de Scarponi y Nibali, aunque le escoltaron en el podio final, o porque los españoles lograran un buen puñado de triunfos parciales.
En este sentido, una de esas buenas personas con que uno topa en el hostil mundillo del ciclismo, ‘El Casao’, me pedía opinión a tenor del aplastante triunfo de Contador en el Giro como antesala o preludio de lo que pudiera repetirse en Los Campos Eliséos de Paris. No dudé un ápice en contestarle en este tono en que les escribo. «Amigo Antonio, el modo en que Contador ha logrado este segundo triunfo en la ‘carrera rosa’ sirve para que se le apriete la cara a los detractores del ciclista madrileño, a quienes presionaron porque Contador desapareciera del planeta ciclístico al igual que antes habían logrado hacer con el paisano Alejandro Valverde, porque no soportan que Andy Schleck pudiera quedarse otra vez con la miel en los labios, y porque no toleran que los españoles lleven la batuta del concierto ciclístico internacional».
Puede que consideren desbocada mi parecer y postura sobre este asunto, pero desde que Contador es lo que cuenta, algunas de las potencias ciclísticas andan un tanto nerviosas porque puedan perder el bastón de mando, porque venga un españolito bajito, delgado y moreno a arrebatarles la hegemonía que creen que es suya de manera imperecedera. En este sentido, tengan muy presente los alardes de Alejandro Valverde en las grandes clásicas. Quizás por eso era conveniente apartarlo de su senda triunfal, y dejar a Phillipe Gilbert el camino libre. Pero, no que no crean que podrán con los españoles, porque les guste o no, contamos con un amplio ramillete de presentes y futuros valores que ya están dejando constancia de que en el ciclismo mandamos nosotros.
Ahora ocurre que como se retrasa el ‘juicio’ del Caso Contador hasta principios de agosto, el madrileño podría elegir participar en el Tour de France. De echo, a su regreso de Milán, Contador se mostraba prudente por cuanto prefería escuchar primero la opinión al respecto de su posible participación de boca del máximo responsable de la carrera gala, quien, en un principio, daba el visto favorable hace escasas horas. ¡Qué menos tratándose de vigente ganador del Tour! Sin embargo, lo más duro quedará por escucharse a partir de ahora, por aquellos que no quieren tener a Contador como más directo oponente a la consecución de la ‘túnica’ amarilla, y no les quepa duda de que lo harán a escondidas. Sin embargo, uno de los que ya ha manifestado públicamente que espera confirmación por parte de Contador es el australiano del BMC, Cadel Evans. pero, … ¿qué dirán los Schleck?… ¿Y Basso?…