¡Qué tiempos aquellos! En la década de los noventa, García Camacho se eregía en punta de lanza del bloque ciclista profesional murciano. El de Cieza se proclamaba campeón de España en tierras de su director deportivo en el extinto Kelme, Álvaro Pino. El añorado pistard jumillano Bernardo González también vestía de verde, mientras que del amarillo del ONCE lo hacía otro ciezano, Mariano Rojas, también desaparecido. Un lumbrerense cambiaba la carretera por el ciclismo todoterreno, Martínez Costa, que militara en el Lotus de Miguel Moreno, junto al aguileño Fernando Pìñero. En Saeco ponía anticipado fin a su andadura profesional el lorquino Manuel Pascual. Y tantos otros murcianos que militaron en el pelotón ciclista internacional.
Pero cuando a tu cultura ciclística escapa retazos tan importantes de la historia del ciclismo murciano es muy difícil que valores como merece a un deporte santo y seña en esta Región nuestra de tan privilegiada orografía y clima para su práctica y devoción. Así ocurre que cuando se logró la tenencia de una escuadra ciclística profesional, nunca recibió el cariño y el apreció que le hubiera permitido seguir viva como sí sucede en el País Vasco con el Euskaltel-Euskadi. Puede que moleste los gestos de independentismo que manifiestan desde esta región, que no debe de entumecer un ápice el denodado empeño porque, aún en los tiempos que corren, Euskaltel (empresa de telefonía fija y móvil e Internet que opera en el País Vasco) mantega su apoyo de patrocinio por un deporte también emblemático.
Aquí, en esta Región que nos toca vivir, cierto sector político, periodístico y empresarial (la Divina Trinidad del poder) se empeñan en hacernos olvidar desde que otro ciezano, Ángel Guardiola, debutara como independiente en el pelotón profesional de la década de los ’50; luego enrolado en la Guardia de Franco y en el Licor 43 de Alfonso Gúzman, a la postre director de la Vuelta Ciclista a la Región de Murcia. Una carrera que brinda proyección internacional a la Región de Murcia después de que por ella pasaran estelares figuras del pedal de la talla de Induráin, Armstrong, Pantani, y tantos otros, y que ahora, se debate entre la vida y la muerte. Y de igual modo le sucede al proyecto ciclístico profesional y sub-23 y elite que echó a rodar en 2006 con dos formaciones, Grupo Nicolás Mateos-Murcia y Tres Molinos Resort-Murcia, producto del auge económico que generaba el motor inmobiliario. Ya con el pie sobre el asfalto, y una vez agotado el filón, se acomete la empresa que representó Contentpolis-Murcia, que tan solo un año después, en 2009, logra debutar en la Vuelta a España; hito antológico, aunque hubieran políticos, empresarios y periodistas que decidieron vendarse los ojos y ponerse tapones en los oídos. Entonces ya, para ellos eran prioritarios otros deportes y entidades deportivas, como queda en evidencia hoy día.
Aún así, dejando de lado, abandonando a su suerte a un deporte y a un proyecto entusiasta y productivo, que tanto tiempo requirió para edificarse, en 2013 contaremos con siete ciclistas en el pelotón profesional, y dos más en el de todoterreno, mal que les pese. Pero tal es el semblante de su pálido rostro, que osan llenarse la boca con discursos y entregas periodísticas y protocolarias. En contadas ocasiones se ha ayudado a este deporte del pedal como merece cuando sí se han rasgado las vestiduras y el bolsillo, aún zurzido, por otros deportes y entidades que son impuestas como ocupantes de un podio de una carrera de salvación.