La sola presencia de su compañero en el Movistar, Rui Costa, entre el reducido grupo de poco más de una decena de aspirantes al triunfo parcial y al podio de mañana en Gèneve no fue suficiente como para dar caza a un pura sangre de la talla de Chris Froome, que cabalgó a todo trote camino de la meta de la cuarta y penúltima jornada del Tour de Romandie como alma que se lleva el diablo en compañía de un bravo Simon Spilak, al que correspondieron las mieles del triunfo.
Y es que el luso del Movistar andaba con la cabeza puesta en, al menos, subirse al tercer cajón del podio, cosa que logró al cruzar tercero bajo el arco de meta, y así beneficiarse de la bonificación correspondiente. Es lo que toca cuando conviven dos gallos en un mismo corral. Tampoco era cuestión de quemar pólvora en balde ante el insultante dominio de Froome cuando todavía resta una cronometrada mañana de algo menos de dieciocho kilómetros, y con el podio todavía al alcance del murciano de Las Lumbreras.
Con Valverde sexto en la general provisional, a 01:26 minutos de Froome, se antoja complicado que puede desbancarle de la cima de podio, pero, sí que está a su alcance Spilak, a 39 segundos. Sin embargo, lo de mañana contra el cronómetro promete, y mucho, porque los todavía candidatos al subirse al podio están en un pañuelo, en diferencias tan exiguas, que cualquiera de ellos se considera capacitado. Y me refiero a Kiserlovski (a 01:22), Pinoto (a 01:26), Danielson (a 01:26) o Kelderman (a 01:27).
Froome atacó a menos de seis kilómetros, y pronto enlazó con Spilak, del que tiró con mucha fuerza y sin escatimar esfuerzos, a un ritmo acelerado y sostenido, sobre un buen firme y una pendiente que no era exigente, de las de meter toda la metralla. Por detrás, se relevaron, con cierto entendimiento, aunque sin alardes, porque el fortísimo ritmo y la muy adversa climatología tampoco daban para más, y aún así, Valverde reclamaba una mayor colaboración e implicación en la la labor de caza. Nada se pudo hacer ni si quiera por mantener a poco más de una treintena de segundos a Froome y Spilak, sino que se disparó por encima del minuto. Y eso que hubieron intentos de demarraje, pero sin recompensa.