No le fue bien en las tres clásicas de las Ardenas de la semana pasada. Pero Alejandro Valverde revelaba horas después de concluir su participación en la Lieja-Bastoña que, “me encontraba bien y no tuve suerte”. El murciano de Las Lumbreras tuvo un tropiezo a causa del galo Thomas Voeckler, que cayó delante suyo, y aunque se apresuró en recuperar su bicicleta y el terreno perdido, Madrazo, su compañero en el Movistar le prestó su bicicleta porque la de Valverde tenía una avería mecánica. Para colmo, el grupo en que viajaba Valverde fue equivocado en el recorrido a seguir, y además fue descalificado.
Después de un año y medio apeado de la competición, y después de un intenso retorno, preñado de triunfos, Valverde parece estar saturado. Necesita un respiro, “desconectar, aunque sea por unos días”. Es quizás por eso que no ha tomado parte en la Vuelta a Romandía. “No estaba en mis planes, aunque al no hacer País Vasco pensamos en la posibilidad de correrlo. Sin embargo, hemos decidido no alargar más el primer ciclo”, dijo en declaraciones al diario Marca. La idea es descansar, “para luego empezar otra vez poco a poco”. El Tour de France es su cita cumbre. “A mediados de mayo, me concentraré en altura, en Sierra Nevada, antes de participar en la Vuelta a Suiza”, añade.
Pensando en el Tour de France, Valverde no descarta nada, “pero siendo realista, tengo que decir que este año el recorrido no es el mejor para mí”. Aún así, admite que, “aspiro al podio, pero firmaría ahora mismo un puesto entre los cinco primeros y una etapa”.