La llegada de la caravana ciclística del Tour de France a los Pirineos estaba teñida de ‘rojigualda’. Las cunetas de sus angostas dos últimas ascensiones previas a la meta de Foix era un hervidero de público que proyecta a través del multicanal de retransmisión de televisión el enorme vigor con sigue rugiendo el esforzado deporte
La llegada de la caravana ciclística del Tour de France a los Pirineos estaba teñida de ‘rojigualda’. Las cunetas de sus angostas dos últimas ascensiones previas a la meta de Foix era un hervidero de público que proyecta a través del multicanal de retransmisión de televisión el enorme vigor con sigue rugiendo el esforzado deporte